domingo, noviembre 06, 2005

Sensualidad

Cuando el sereno se apodera de nuestros cuerpos, nuestro instinto animal se despierta y con insaciante ardor de deseo enloquecemos, y mientras mis pupilas se dilatan, mis poros se abren dándole entrada al tibio sudor de tu piel, y siento que mi cuerpo arde y siento que el tuyo también, y entre sombras y tinieblas nos amamos, yo sintiéndote mujer, tú sintiéndome hombre y escuchando nuestro mútuo respirar percibiendo solo el dulce y excitante olor de la pasión deslizo mis manos por tu exquisita, divina y perfecta anatomía, y colmados de pasión árduamente nos besamos hasta agotarse nuestro aliento divisando mis ojos los dos soles que esclarecen tu rostro, y fijamente nos miramos mientras nuestros dedos se entrelazan y al mismo tiempo nuestros cuerpos de manera espontánea interpretan una sensual y armónica danza iniciándola a un ritmo pausado como el de un vals y así transcurren las horas sin percatarnos de ellas, y poco a poco el compás se va acelerando hasta convertirse en un toque de mil tambores, queriendo y logrando nosotros llevar el mismo ritmo; Y así corre un interminable tiempo, hasta culminar nuestro baile pasional, quedando ambos totalmente agotados y completamente húmedos como dos hojas mojadas por el rocío, luego tú cruzas tu brazo alrededor de mi espalda y mi cabeza reposa sobre tu pecho, hasta alcanzar ambos un profundo sueño, tú sintiéndome mía, yo sintiéndote tuyo...